2023(e)ko urtarrilaren 19(a), osteguna

El sastrecillo valiente

El sastrecillo valiente      

No hace mucho tiempo existía un humilde sastrecillo que se ganaba la vida trabajando

con sus hilos y su costura. Una hermosa mañana de verano, estaba sentado cosiendo

en su mesa cerca de la ventana, cuando por la calle apareció una campesina que gritaba:

– ¡Rica mermelada! ¡Barataaaa! ¿Quién compra mermelada?

Esto sonó a gloria en los oídos del sastrecillo. Así que, asomando la cabeza por la ventana,

llamó a la campesina:

– ¡Aquí, buena mujer! ¡Subid y os la compraré!

La campesina subió las escaleras con su pesada carga y el sastrecillo le hizo abrir todos los

tarros para mirar, oler y así elegir el que más le gustase. Después de tantearlos todos, dijo:

– Me parece buena está mermelada. Dadme dos tarros.

La mujer, que esperaba una venta mejor, se marchó malhumorada y refunfuñando.

– Ahora- exclamó el sastrecillo frotándose las manos-,  esta mermelada me dará salud

y fuerza-.

Y cogiendo una larga rebanada de pan de la despensa, se dispuso a untar la mermelada.

«¡Qué rica debes saber! Pero antes de probarla, voy a terminar esta chaqueta», pensó.

El dulce aroma que desprendía la mermelada atrajo a las moscas que estaban por las

paredes de la habitación y fueron a lanzarse encima del pan.

– ¿Pero quién os ha invitado?- gritó el sastrecillo, intentando espantarlas. Por su parte,

las moscas, sin hacerle caso, volvían a la carga en bandadas cada vez más numerosas.

El enojado sastrecillo perdió la paciencia y, sacando de su cajón un trapo, exclamó:

– ¡Vosotras os lo habéis buscado! ¡Os daré vuestro merecido!

Y después de dar un golpe tras otro sobre ellas, empezó a contar las que había cazado:

nada menos que siete. ¡Siete moscas patas arriba!

– ¡Vaya, qué valiente soy! ¡De lo que soy capaz!- se dijo admirado de su valor-.

¡La ciudad entera tiene que saberlo!

Así que, entusiasmado por su hazaña, se hizo un cinturón a su medida y bordó encima

en grandes letras: “SIETE DE UN GOLPE”

– ¡Qué digo la ciudad!- añadió-. ¡El mundo entero debe saberlo! Y, poniéndose el cinturón,

decidió ir a recorrer mundo, convencido de que el taller era demasiado pequeño para su

gran valor.

Antes de marcharse, buscó por toda la casa algo para llevarse al viaje.

Sólo encontró un queso rancio, que se guardó en el bolsillo.

Delante de la puerta había un pájaro en su jaula y también se lo guardó junto al queso.

Después, emprendió valerosamente su camino. Cómo era ágil y ligero no se cansaba nunca.

El camino le llevó a una montaña en cuya cima había un gigante que miraba tranquilamente

el paisaje. El sastrecillo se le acercó y le dijo:

– ¡Buenos días, compañero! ¿Qué haces ahí sentado? ¿Contemplas el mundo?

Por él, pienso marchar yo en busca de fortuna. ¿Quieres venir conmigo?

El gigante lo miró con desprecio y dijo:

– ¡Quítate de mi vista, bribonzuelo! ¡Miserable criatura!

– ¿Cómo te atreves a decirme eso?- Contento el sastre, se desabrochó el chaleco y

le enseñó el cinturón-. ¡Aquí puedes leer qué clase de hombre soy!

El gigante leyó:

- “SIETE DE UN GOLPE” -. Y, pensando que se trataba de hombres derribados por el sastre,

empezó a mirarle con más respeto. De todos modos, decidió ponerle a prueba.

Agarró una piedra y la exprimió con fuerza hasta sacarle unas gotas de agua.

-Ya que eres tan fuerte- le dijo-. ¡A ver si eres capaz de hacerlo!

-¿Nada más que eso?- contestó el sastrecillo-.  ¡Bah! ¡Eso es un juego de niños para mí!

Metió la mano en el bolsillo sacando el queso y lo apretó hasta sacarle todo el jugo.

– ¿Qué te ha aparecido? ¿Has visto que lo he hecho sin ningún esfuerzo?

El gigante se quedó sin palabras. No comprendía como un hombrecillo pudiera tener tanta

fuerza.

Entonces, cogió otra piedra y la arrojó tan alto que la vista apenas podía seguirla.

– Anda, a ver si puedes hacer algo parecido.

-Buen tiro, aunque la piedra volvió a caer a tierra. Comentó el sastrecillo sacando el pájaro

del bolsillo y echándolo a volar. El pájaro, al verse libre, alzó el vuelo y se perdió de vista en el aire.

– ¿Qué te pareció?- preguntó el sastrecillo.

– Sí que sabes tirar piedras- admitió el gigante-. Ahora veremos si puedes soportar una carga

digna de un hombre como tú.

Llevó al sastrecillo hasta un enorme roble que estaba caído en el suelo y le dijo:

– Si tienes fuerzas, ayúdame a sacar este árbol del bosque.

– Con mucho gusto -respondió el sastrecillo-. Carga tú el tronco al hombro que yo cargaré

con las ramas y la copa que es lo más pesado.


En cuanto el gigante se echó el tronco al hombro, el sastrecillo se sentó sobre una rama.

Como el gigante no podía mirar hacia atrás, no sabía que llevaba todo el peso del árbol.

El gigante, después de un buen rato, no pudo más con la pesada carga y gritó:

– ¡Eh, tú! ¡Cuidado, que tengo que soltar el árbol!

El sastrecillo saltó ágilmente al suelo, sujetó el roble con los dos brazos, como si lo hubiese

sostenido así todo el tiempo, y dijo:

– ¡Un grandullón como tú y ni siquiera puedes cargar con un árbol!

– Puesto que eres un muchacho tan valiente- le concedió el gigante-, ven conmigo a nuestra

cueva y pasa la noche con nosotros.

El sastrecillo aceptó con mucho gusto. Cuando llegaron a la cueva, encontraron a otros gigantes.

El sastrecillo miró a su alrededor y pensó: «Esto es mucho más espacioso que mi taller».

El gigante le enseñó una cama y le dijo que se acostase y se durmiera; pero, como era demasiado

grande para un cuerpo tan pequeño, en vez de acomodarse en ella, se acurrucó en un rincón.


A medianoche, creyendo el gigante que el sastrecillo estaba en un profundo sueño, se levantó y,

cogiendo una gran barra de hierro con la que dio un enorme golpe en medio de la cama.

Después, se acostó convencido de que había despachado para siempre a tan insolente jovenzuelo.


Los gigantes se levantaron al amanecer para dirigirse hacia el bosque sin acordarse del sastrecillo.

Cuando, de pronto, le vieron salir de la cueva con aire alegre y un tanto descarado. Los gigantes,

con mucho miedo y temiendo que los empezará a pegar, salieron huyendo cada uno por su lado.

Continuó el sastrecillo su viaje y, después de andar mucho tiempo, llegó al jardín de un palacio.

Como estaba muy cansado, se echó sobre la hierba y se durmió. La gente que pasaba por allí

se paraba a mirarle y cuando leían en su cinturón “SIETE DE UN GOLPE”, exclamaban:

– ¡¿Qué hace aquí un guerrero tan temible ahora que estamos en paz?! Sin duda, debe ser

un caballero muy poderoso.

Corrieron a dar la noticia el rey, aconsejándole que a un hombre tan valioso sería conveniente

tomarle a su servicio. Al rey le pareció bien este consejo y envió a uno de sus nobles

para ofrecer al sastrecillo trabajar con el monarca. El enviado llegó hasta donde estaba el joven

y le comunicó la propuesta del rey.

– Con este propósito he venido -respondió el sastrecillo-. Estoy dispuesto a entrar al servicio del rey.

Se le recibió con toda clase de honores y le prepararon un aposento para que se alojará en la corte.

Ante tanta atención, los soldados del rey empezaron a envidiarle y deseaban que se fuese cuanto

más lejos mejor.

– ¿Qué ocurrirá?- comentaban entre sí.

– Si nos peleamos con él, no podremos vencerle, pues es capaz de derribar siete de una vez.

Fueron entonces ante el rey porque decidieron presentarle la retirada de sus servicios.

– No podemos permanecer al lado de un hombre capaz de eliminar a siete de un golpe.

El rey se disgustó al verse abandonado por sus fieles servidores y deseó librarse del sastrecillo,

pero no se atrevió por miedo a que esté acabará con él y con todos los suyos para apoderarse

del trono. Después de mucho pensar, el rey encontró una solución. Le dijo al sastrecillo que en

el bosque del reino vivían dos gigantes que cometían robos y provocaban incendios.

Si él conseguía vencer a estos dos gigantes, recibiría la mano de su hija y la mitad del reino.

Además, para ayudarle, puso cien jinetes a su disposición. «¡No está mal para un hombre como yo!

Que a uno le ofrezcan una bella princesa para casarse y la mitad de un reino es algo que

no sucede todos los días», se dijo el sastrecillo.

– Claro que acepto- respondió en voz alta.

Así pues, el sastrecillo se puso en marcha, seguido por los cien jinetes. Al llegar a la entrada

del bosque, ordenó a sus acompañantes:

– Esperen aquí. Yo solo acabaré con los gigantes -. Después, entró en el bosque.

Empezó a buscar por todas partes y, por fin, descubrió a los dos gigantes: estaban dormidos

bajo un árbol. El sastrecillo, llenó sus bolsillos de piedras y subió al árbol.

Se puso sobre una rama y dejó caer algunas piedras sobre el estómago de uno de ellos.

El gigante despertó y, empujando a su compañero, le preguntó:

– ¿Por qué me pegas?

– Estás soñando- respondió el otro-. Yo no te estoy pegando.

Se volvieron a dormir y, de nuevo, el sastrecillo le tiró una piedra al otro.

– ¿Qué significa esto?- gruñó el gigante-. ¿Qué es lo que me has tirado?

– Yo no te he tirado nada. ¡Tú sueñas!- refunfuñó el primero.

Discutieron durante un tiempo; pero, como estaban cansados, se callaron y se volvieron a dormir.

De nuevo, el sastrecillo cogió la piedra más grande y se la tiró con todas sus fuerzas al estómago

del gigante.

– ¡Esto ya es demasiado!- gritó furioso el gigante. Y saltando sobre su compañero, le pegó

un gran golpe.

El combate fue terrible y no cesaron de pegarse hasta que ambos cayeron al mismo tiempo.

Entonces, el sastrecillo bajó del árbol y, desenvainando su espada, enseguida fue en busca

de los jinetes y les dijo:

– Ya he acabado con los gigantes. Ha sido un duro trabajo y un gran esfuerzo, pero no hay

nadie que se resista a alguien que puede con siete de un golpe.

– ¿No estás herido?- preguntaron los soldados.

- No, nada de eso- contestó el sastrecillo-. No me han tocado ni un pelo.

Los soldados no podían creerlo y se adentraron en el bosque para verlo con sus propios ojos.

Allí encontraron a los dos gigantes caídos en el suelo y, alrededor de ellos, un gran número

de árboles arrancados. El sastrecillo se presentó al rey para pedir la recompensa ofrecida.

Sin embargo, el monarca, arrepentido de su promesa, decidió buscar un nuevo reto para

intentar deshacerse del joven.

– Antes de darte la mano de mi hija y la mitad de mi reino- le dijo-, tendrás que llevar a cabo

una nueva hazaña. En el bosque hay un unicornio que hace grandes estragos y debes capturarlo.

– Un unicornio me da todavía menos miedo que dos gigantes- respondió el sastrecillo-.

Siete de un golpe: esa es mi especialidad -. Tomó una cuerda y pidió a sus escoltas que

lo esperasen fuera del bosque. El unicornio se presentó rápidamente dispuesto a pelear

con el joven sin ningún tipo de contemplaciones.

– Poco a poco… No vayas tan deprisa. No va a ser tan fácil como piensas- se reprendió

el sastrecillo.

Permaneció quieto delante de un árbol hasta que el unicornio estuvo muy cerca y, entonces,

salto ágilmente detrás del tronco. Como el unicornio se había lanzado con toda su fuerza,

clavó el cuerno en el tronco tan profundamente que, por más que lo intentó, no pudo sacarlo

y quedó aprisionado. Ató la cuerda al cuello del unicornio y llevó al animal delante del rey.

De todas formas, este no quería entregarle el premio ofrecido y le exigió un tercer trabajo.

– Antes de que la boda se celebre, tendrás que cazar un feroz jabalí- le ordenó-. Para ello,

contarás con la ayuda de los cazadores.

– ¡No faltaba más!- se apresuró a aceptar el sastrecillo-. !Será un juego de niños!

Entró solo en el bosque. El jabalí se lanzó ferozmente sobre él y el sastrecillo fue a refugiarse

a una ermita: entró por la puerta y salió rápidamente por la ventana del fondo. Cuando entró

el jabalí, el sastrecillo le cerró la puerta. Así dejó al animal atrapado dentro, pues era demasiado

torpe y pesado para saltar por la ventana. El sastrecillo llamó a los cazadores para que pudieran

ver encerrado al animal. El rey, tuvo que cumplir su promesa y le dio al sastrecillo la mano de su

hija y la mitad de su reino.

– Ya eres mi heredero al trono- le dijo con satisfacción. Se celebró una boda con gran esplendor.

Y así fue como el sastrecillo valiente se convirtió en todo un rey.


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PREGUNTAS


  1. ¿Qué tipo de persona era el sastrecillo? 

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  1. ¿Cuántos tarros de mermelada probó y compró?

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  1. ¿Cómo mató las siete moscas?

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  1. ¿Qué frase escribió en su cinturón después de haber matado las siete moscas? 

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  1. ¿Con el queso y el pájaro, qué dos estrategias realizó el sastrecillo con el gigante para ganarle la prueba de fuerza?

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  1. ¿Cómo consiguió el sastrecillo ganarle al gigante en la prueba del árbol? 

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  1. ¿Qué le ofreció el rey al sastrecillo a cambio de vencer a los dos gigantes del bosque?

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  1. ¿Cómo consiguió acabar con los dos gigantes del bosque?

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  1. Escribe una experiencia personal en la que hayas utilizado tu inteligencia antes que la fuerza.

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  1. Escribe el pasaje del cuento que más te haya gustado (mínimo 5 líneas). 

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2023(e)ko urtarrilaren 18(a), asteazkena

PRINTZEAREN HASERREAK

PRINTZEAREN HASERREAK

Printzeak oso umore aldakorra zuen. Umore onean zegoenean denekin jolasean eta musuka ibiltzen zen, baina bat-batean arrazoirik txikienak haserre bizian jartzen zuen. Eskura zuena lurrera botatzen eta hausten hasten zen, eta ingurukoak iraindu eta jotzera ere iristen zen batzuetan. Ondokoak printzearen haserrea noiz piztuko beldur bizi ziren umore aldaketa haiek bat-batean etortzen baitzitzaizkion. Erregina eta erregea ere kezkak jota zeuden.

 Gaztelua

– Zerbait egin behar dugu seme honekin… Erresuma bere gain hartu beharko du noizbait eta ordurako bere buruaren jabe izaten ikasi beharko luke –esaten zioten elkarri larriturik.


Baina urteak aurrera joan ahala, haurrarekin batera, haserreak eta haserretzean eragiten zituen triskantzak ere handitzen zihoazen. Erresuma hartako azti, maisu, hezitzaile eta laguntzeko prest agertu ziren guztiak eta printzea bera ere saiatu ziren izaera hura aldatzen, baina ezin.
Aztia (mago)


Printzea nazkatuta zegoen horrela bizitzeaz. Ustekabeko haserreak kontrolatzen ikasi behar zuen nola edo hala. Izaera petral hark ingurukoak beldurtzen zituen, eta ondorioz, benetako lagunak izateko orduan traba sortzen zioten. Bere haserraldien beldur, zerbitzariek, lagunek, animaliek,… denek ihes egiten zioten; baita gurasoek ere askotan. Hain bihurtzen zen gorrotagarria umorea aldatzen zitzaionean… Haserrealdia pasatu ondoren, gau osoa ematen zuen esna, triste, nahigabeturik,… .

Handik gutxira, gau ilun haietako baten ondoren, honela hitz egin zien gurasoei:

– Zoriontsu izan nahi dut, zuek bezala, besteak bezala: lagunak izan, jolastu, eta nire umore aldakor honen jabe izan.

Gurasoek, erresumako baliabide guztiak agortuta zituztenez, ingurukoetan zabaldu zuten mezua. Printzea laguntzea lortzen zuenarentzat sari ederra eskaini zuten.

Gaztelua

Berriz ere maisu, azti eta hezitzaile pilo bat joan ziren errege-erreginen gaztelura. Inork ez zuen hobekuntza nabarmenik lortu ordea. Etsiak jota zeuden.

Goiz batez, errementari xume batek jo zuen gazteluko atea.

– Printzearentzako erremedioa dakart! –adierazi zion atezainari.

Errementaria

Berehala eraman zuten errege-erreginen aurrera. Errementariak medailoi bat atera zuen zorrotik eta eskura eman zien. Jakin-minez hartu eta behatu zuten.

Kobrez egindako medailoi arrunt bat zen. Larruz egindako uhal batetik zintzilik. Harriduraz begiratu zioten biek.

– Baina, zer da hau? –esan zuen erregek haserre–. Tresna bitxi eta ederrenek ez dute ezer lortu eta zuk medailoi arrunt hau ekartzeko ausardia izan duzu?

– Lasai errege jauna, begiratu ongi irudiei eta idatzita dagoenari eta ulertuko duzu –azaldu zion errementariak.

Alde batean eguzkiaren irudia eta esaldi bat zituen: “Egunaren argia gauak eramaten du”. Beste aldean, berriz, ilargi bat zizelkatua zuen eta beste esaldi bat ere: “Gauaren iluntasuna egunak argitzen du”. Eta medailoiaren ertzean honakoa zegoen idatzia: “Eta printzearen umorea eguna eta gaua bezala aldatzen da”.
 Medailoia

Printzeari erakutsi ziotenean, ideia gustatu eta handik aurrera medailoia lepoan eramatea erabaki zuen.

Haserrea zetorkiola sumatzen zuenean, medailoiaren bi aldeak begiratu, ertzean idatzita zegoena irakurri eta lasaitzea lortzen zuen.

Eguna iritsi zitzaionean, errege ona eta maitatua bihurtu zen. Eta hil artean horrenbeste laguntzen zion medailoia eraman zuen lepotik zintzilik.

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Erantzun hurrengo galderak:

1. Zer da “umore aldakorra”?

A. Umore onez egotea.

B. Sutan jartzea.

C. Bat-batean umorez aldatzea.

D. Aldiro goxo jartzea.



2. Zergatik zeuden batez ere errege-erreginak kezkak jota?

A. Inork ez zekielako zer gaixotasun zuen printzeak.

B. Printzea ez zelako bere buruaren jabe.

C. Aldiro eskura zuen guztia bota eta apurtzen zuelako.

D. Printzea gau eta egun haserre zegoelako.



3. Baina urteak aurrera joan ahala…

A. Printzearen umorea hobetzen hasi zen.

B. Printzeak berdin jarraitzen zuen.

C. Printzea bere buruaren jabe egin zen.

D. Haserreak eta triskantzak handitzen zihoazen.



4. Printzea…

A. nazkatuta zegoen horrela bizitzeaz.

B. haserreak kontrolatzen ikasten ari zen.

C. bere izaeraren beldur zen.

D. bere izaera hobetzen ari zen.



5. Printzeak…

A. ingurukoak pozik zituen.

B. benetako lagunak zituen.

C. bere burua kontrolatzen ikasi behar zuen.

D. gurasoak pozik zituen.



6. Gurasoek, zoriontsu izan nahi zuela esan zienean...

A. inguruko erresumetara zabaldu zuten berri ona.

B. etsituta, ezinbestean amore eman zuten.

C. harrituta, atsekabe handia harrapatu zuten.

D. konponbidea lortzeko saria eskaini zuten.



7. Zergatik haserretu zen erregea?

A. Tresna ederrenek ere ez zutelako ezer lortu.

B. Errementaria gizon eskolagabea zelako.

C. Medailoia kobrezkoa baino ez zelako.

D. Medailoia ez zitzaiolako behar adinako konponbidea iruditu.


8. Zer zuen medailoiak lepotik jartzeko?

A. Kobrez egindako katea.

B. Urrezko katea.

C. Zilarrezko katea.

D. Larruz egindako uhal bat.


9. Printzeak medailoian idatzita zegoena irakurri eta lasaitzea lortzen zuen. Zergatik?

A. Eguzkia eta ilargia lasaigarriak zirelako.

B. Kobrea lasaigarria delako.

C. Esaldiak irakurtzeak pentsarazi egiten ziotelako

D. Medailoia magikoa zelako.


10. Printzea errege egin zenean...

A. errege kaskarra izan zen.

B. errege maitatua izan zen.

C. izendatu eta berehala hil zen.

D. Ez zen inoiz errege izan.


2023(e)ko urtarrilaren 16(a), astelehena

Howard Carter, el arqueólogo que descubrió la tumba de Tutankamon

Howard Carter

Nacimiento 9 de mayo de 1874, Kensington, Kensington y Chelsea, Londres, Inglaterra, Reino Unido. Fallecimiento 2 de marzo de 1939, (64 años), Londres, Inglaterra, Reino Unido. 

Howard Carter nació en Kensington el 9 de mayo de 1874, siendo el menor de una familia de once hermanos, aunque creció en Swaffham, al norte de Norfolk, lugar de nacimiento de sus progenitores.​ 

Su padre, Samuel Carter, fue un célebre artista conocido en toda Inglaterra que enseñó a su hijo los fundamentos del dibujo y la pintura. A pesar de ser sumamente inteligente, asistió muy poco a la escuela por motivos de salud.

La mansión cercana de la familia Amherst, Didlington Hall, albergaba una colección considerable de antigüedades egipcias que pronto llamaron la atención del joven Carter. La señora Amherst se impresionó de sus habilidades artísticas y pronto alentó a la Egypt Exploration Society para que visitara a Percy Newberry, que en ese momento se encontraba excavando y documentando tumbas del Imperio Medio en Beni Hassan.

A sus 17 años, acepta el encargo y una vez allí, copia los bajorrelieves. En 1892 estuvo bajo la tutela de William Flinders Petrie durante una temporada en Amarna, la capital fundada por el faraón Akenatón. 

Entre 1894 y 1899 trabajó con Édouard Naville en Deir el-Bahari, donde dibujó los relieves del templo de Hatshepsut.

En 1899, Carter fue nombrado inspector de monumentos en el Alto Egipto del Servicio de Antigüedades Egipcias (EAS). Instalado en Luxor, supervisó numerosas excavaciones y restauraciones en la cercana Tebas, mientras que en el Valle de los Reyes se encargó de inspeccionar la exploración sistemática del arqueólogo estadounidense Theodore Davis. 

En 1904, tras una disputa con los nativos por los saqueos en las tumbas, fue transferido al Bajo Egipto.

Carter fue alabado por sus esfuerzos en mejorar la accesibilidad a los yacimientos y su técnica para encontrar necrópolis. Asimismo, el Servicio de Antigüedades le suministró recursos económicos para financiar sus propias excavaciones.

Carter renunció a su puesto en el Servicio de Antigüedades en 1905 tras una investigación conocida como el Caso Saqqara, una violenta confrontación entre los guardias de un yacimiento egipcio y turistas franceses. Carter defendió a los trabajadores egipcios, negándose a disculparse cuando las autoridades francesas realizaron una queja oficial. Carter regresó a Luxor y quedó desempleado durante tres años. Se ganó la vida vendiendo acuarelas a los turistas y, en 1906, trabajando como dibujante para Theodore Davis.


La tumba de Tutankamón

Máscara funeraria de Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo.

En 1907 Carter comenzó a trabajar para Lord Carnarvon, un noble entusiasta aficionado a la arqueología, como supervisor de las excavaciones en Deir el-Bahari, cerca de Tebas. Gaston Maspero, presidente del Servicio de Antigüedades Egipcio, recomendó a Carnarvon contratar a Carter debido a sus métodos arqueológicos modernos.

En 1914, Lord Carnarvon recibió los permisos para excavar en el Valle de los Reyes y Carter fue contratado de nuevo para liderar los trabajos. Se encargó de encontrar tumbas que pasaron desapercibidas en expediciones anteriores, en particular la del faraón Tutankamón. Sin embargo, la Primera guerra mundial paralizó las excavaciones y Carter trabajó como diplomático y traductor del Gobierno británico durante la contienda. Así pues, reanudó los trabajos a finales de 1917.

En 1922, Lord Carnarvon se impacientaba ante la ausencia de resultados tras varios años de búsqueda y se planteó la retirada de fondos. Tras una discusión con Carter, aceptó financiar una última temporada en el Valle de los Reyes.​ 

El 4 de noviembre de 1922, el aguador del equipo se tropezó con una piedra que resultó ser el comienzo de una escalinata.

Carter excavó los escalones parcialmente hasta el hallazgo de una puerta de barro en la que se observaban varios cartuchos egipcios, sellos con escritura jeroglífica. El arqueólogo ordenó rellenar la escalera de nuevo y mandó un telegrama a Carnarvon, quien llegó de Inglaterra el 23 de noviembre, dos semanas y media después, acompañado de su hija Evelyn Herbert.

El 24 de noviembre de 1922 se excavó la escalera en su totalidad y el cartucho egipcio en el acceso que indicaba el nombre de Tutankamón.

Dos días más tarde, Carter, Carnarvon, su hija Evelyn y el ayudante Arthur Callender realizaron una «pequeña abertura en la esquina superior izquierda» de la entrada, utilizando un cincel que su abuela le había regalado para su decimoséptimo cumpleaños. Carter pudo vislumbrar el interior gracias a la luz de una vela y ver tesoros dorados y en marfil. Carnarvon le preguntó si podía ver algo y Carter le respondió con su famosa frase: «¡Sí, puedo ver cosas maravillosas!».

Carter había descubierto la tumba de Tutankamón, que más adelante sería conocida como KV62.

La sepultura fue protegida hasta la llegada de un oficial del Departamento de Antigüedades Egipcias al día siguiente, aunque esa noche, Carter, Carnarvon, su hija y Callender aparentemente entraron sin permiso, convirtiéndose en las primeras personas en tres milenios en acceder al enterramiento.

La mañana siguiente, 27 de noviembre, vio la inspección de la tumba a manos de un oficial egipcio. Callender accedió con luz eléctrica, iluminando una vasta colección de objetos, incluyendo divanes, cofres, tronos y altares. Asimismo, hallaron evidencias de estancias anexas, incluyendo una puerta sellada hacia la cámara del sarcófago, flanqueada por dos estatuas de Tutankamón. A pesar de la existencia de signos de expolios en tiempos antiguos, la tumba se encontraba intacta y se calculó que albergaba más de 5000 objetos. El 29 de noviembre la tumba se abrió oficialmente en presencia de varios dignatarios invitados y oficiales egipcios.

Tras percatarse de la magnitud de la tarea, Carter pidió ayuda a Albert Lythgoe del equipo de excavación del Metropolitan Museum de Nueva York, que trabajaba en las cercanías, quien prestó a parte de su equipo, incluyendo a Arthur Mace y el fotógrafo Harry Burton,14​ mientras que el Gobierno egipcio mandó al químico analítico Alfred Lucas. El 16 de febrero de 1923, Carter abrió la puerta sellada y confirmó que dirigía al sarcófago de Tutankamón. La tumba fue considerada la mejor preservada e intacta del Valle de los Reyes y su descubrimiento alcanzó a la prensa mundial. Lord Carnarvon vendió la exclusiva a The Times, lo que enfureció al resto de la prensa.

A finales de febrero de 1923, una discusión entre Carnarvon y Carter, probablemente causada por cómo lidiar con las autoridades egipcias, interrumpió la excavación temporalmente. Los trabajos se renaudaron en marzo tras una disculpa de Carnarvon a Carter. A finales de ese mes Carnarvon contrajo bacteriemia por la picadura de un insecto mientras se hospedaba en Luxor, cerca de la tumba, y falleció el 5 de abril de ese año.

Los meticulosos métodos de catalogación de los miles de objetos de la tumba ocupó a Carter durante casi diez años, siendo trasladados al Museo Egipcio de El Cairo.

A pesar de la importancia de este hallazgo arqueológico, Carter nunca recibió honores del Gobierno británico. Sin embargo, en 1926, recibió la Orden del Nilo del monarca Fuad I de Egipto.

Además, por sus méritos y hallazgos le fue conferido el doctorado honoris causa en Ciencias por la Universidad de Yale y con la membresía honoraria de la Real Academia de la Historia de Madrid, en España.

Carter escribió varios libros de egiptología durante su carrera,​ incluyendo Five Years' Exploration at Thebes, escrito junto a Carnarvon en 1912, y un volumen de tres libros sobre el descubrimiento y la excavación de la tumba de Tutankamón. También describió sus discursos sobre el descubrimiento en la gira de 1924 en Reino Unido, Francia, España y los Estados Unidos.​ 

En 1931 anunció su intención de buscar en Asia Menor la tumba de Alejandro Magno, pero no llegó a llevar a cabo el proyecto.


Fallecimiento

Una vez catalogados todos los artefactos de la KV62, Carter se retiró de la arqueología. Continuó habitando en su casa cerca de Luxor en invierno y retuvo un piso en Londres pero, a medida que el interés en Tutankamón se apagaba, tuvo una vida solitaria con algunos amigos cercanos.

Trabajó a tiempo parcial como agente para coleccionistas y museos, incluyendo el Museo de Arte de Cleveland y el Instituto de Artes de Detroit.

Carter falleció en su piso londinense de la calle Albert Court, número 49, cerca del Royal Albert Hall, el 2 de marzo de 1939, a la edad de 64 años debido a la enfermedad de Hodgkin.

Su muerte a esta, para entonces, avanzada edad es la evidencia más comúnmente esgrimida para refutar la leyenda de la «maldición de los faraones» que se supone recayó sobre el grupo que profanó la tumba de Tutankamón al entrar en ella. Fue enterrado en el cementerio de Putney Vale, al oeste de Londres, cuatro días más tarde, asistiendo nueve personas a su funeral. 

En el epitafio de su tumba puede leerse: «Larga vida a tu espíritu, que pases millones de años, tú que amas Tebas, sentado con el rostro hacia el viento norteño y tus ojos resplandecientes de felicidad», una cita prestada de la copa de Tutankamón y «Oh, noche, extiende sobre mí tus alas, como las estrellas imperecederas».


Legado

Howard Carter examina el sarcófago de Tutankamón en 1923, meses después de su descubrimiento.

En noviembre de 2010, tras quince años de trabajo (más que los diez que Carter empleó en vaciarla), el Griffith Institute, «que conserva las notas, fotografías y diarios de excavación de Howard Carter, ha culminado la creación de una base de datos con las fotografías y las fichas del arqueólogo de los 5.398 objetos de la tumba de Tutankamón. De la célebre máscara de oro al más humilde y minúsculo colgante, trocito de vidrio o de lino...».

El egiptólogo checo Jaromir Malek, conservador de los archivos del Instituto Griffith de Oxford y responsable de los trabajos de digitalización, apuntaba algunas observaciones de interés: «Howard Carter, aunque sin duda difícil —dice Malek— era un hombre de mucho talento, de enorme intuición, y un trabajador incansable. Todos hubiéramos tirado la toalla ante las dificultades que él afrontó. Si hubiera sido un tipo fácil y amable no hubiera descubierto la tumba de Tutankamón ni habría acabado de excavarla».



2023(e)ko urtarrilaren 12(a), osteguna

Erromatar garaia (K.a. 752 - K.o. 476 (mendebaldea) / 1453 (ekialdea))

 Erromatarrek gure gizartean eragin handia izan dute.


Erromatar garaia 

  • Hasiera: 
    • K.a. 753. urtean hasi zen.
  • Bukaera: 
    • K.o. 476. urtean (mendebaldea)
    • K.o. 1453. urtean (ekialdea)


Erroma hiria K.a. 753. urtean sortu zen. Erromatarrak gure Historian oso garrantzitsuak izan ziren, beraien antolaketa ezberdinak (monarkia, errepublika eta inperioa) Europa, Afrika iparraldean eta Ekialde hurbilean (Siria eta Irak) zabaldu zelarik.

Hasieran, erromatarrek erromatar monarkia sortu zuten, erregeek agintzen zutelarik (K.a. 753 - K.a. 509).

Ondoren, erromatar Errepublika (K.a. 509 - K.a. 27) sortuko zuten, non herritarren ordezkariak senatuan biltzen ziren.

Gerora, erromatar Inperioa Antzinako Erromaren garaiko sistema politikoa sortu zen (K.a. 27 - K.o. 456), gure aroko I. mendetik V. mendera bitarte luzatu zena hain zuzen ere, zeinetan gizon bakar batek (enperadoreak, alegia) botere guztia baitzuen, eta ez Erromako Senatuak, Errepublikaren garaian ez bezala. Augusto izan zen lehen enperadorea. Historialariek bitan banandu dute Erromatar Inperioa: Printzipatua eta Dominatuan. 

Printzipatuan enperadorearen botere absolutua Errepublikako ohituren azpian ezkutatzen zen; dominatuan, berriz, botere inperiala argiago erakusten zen, urrezko koroen eta erritu sakratuen bidez.


Erromatar inperiaren zabalkuntza


Erromatar inperioaren estandartea

Bestalde, Erromatar Inperioa izenarekin Erromak konkistatu eta bere menpe zeukan eremu geografikoa ere adierazten du. Erroma hiriaren hedapena inperioa sortu baino lehenago hasi zen, baina zabalkuntza handiena sistema inperialarekin lortu zen, Traianoren agintaldian hain zuzen ere. Garai horretan, erromatarrek, gutxi gorabehera 5.900.000 km² zituzten haien menpe. Hortaz, Europako Antzinateko inperiorik handiena izan zen erromatarrena.


Erromako enperadoreak

Enperadorearen botereak legezko oinarria zeukan, tribuno eta prokontsulen botereak baitzituen (potestas tribunicia eta imperium proconsulare). Tribunoen botereak Erromako gobernu zibilaren gaineko ahalmena ematen zion enperadoreari (Senatuko burua izateko eta hango bilkurak zuzentzeko ahalmena, adibidez), eta haren bidez enperadoreak izaera sakratua eskuratu zuen.

Prokontsulen botereak (prokontsulak Errepublikaren garaiko gobernatzaile militarrak ziren) agintea ematen zion erromatar armadaren gainean. Gainera, enperadoreak beste botere batzuk zituen Errepublika garaian Senatuak zituenak: gerra deklaratzeko, itunak berresteko, eta kanpoko agintariekin negoziatzeko eskubidea.

Horretaz gain, enperadoreak erakunde erlijiosoak ere bere mende zituen; izan ere, enperadoreak Pontifex Maximus titulua zeukan; hau da, Erroma osoko apaiz gorena eta erromatarren erlijioko karguruik ohoretsuena zen.


Erromatarren aurrerapenak

Erromatarrek gure gizarteari ekarpen handiak egin dizkio:

Panteon tenplua

Aqueducto

Panteon

Erromatar zubia (Mérida)

Zirkoa (Coliseo, Roma)

Tenplua (Mines)

Erromatar hiri baten antolaketa


Arkitektura eta obra zibila: aqueduktuak, kaltzadak, zirkoak (Coliseo), anfiteatroak, teatroa, tenpluak (jainkoei eskainitakoak.

Filosofia:  pragmatismo eta eclecticismo.

Literatura: indígena eta imitada.

Erromatar jainkoak


Erlijioa: jainko ezberdinetan sinisten zuten, beraz erlijio politeista (jainko asko) zuten; horien artean ezaguneak: Jupiter (jainko nagusia), Marte (gerra), Neptuno (itsasoa), 

Gizarte antolaketa: monarkia, errepublika eta inperioa.


Erromatar txanpona

Txanpona: diruaren erabiltzen zuten komertzioa landuz.

Erromatar ejerzitoa


Ejerzitoa: soldadu erromatarrek lurralde ugari konkistatu zuten: Europa, Afrika iparraldea, eta Ekialde hurbila (Siria eta Irak Asian).



Erromatar inperioaren banaketa

Erromatar inperioa bitan banatu zen; mendebaldea eta ekialdea. 

Mendebaldeko erromatar inperioa (Hispania (España), Galia (Frantzia), Britania (Erresuma Batua) K.o. 476. urtean bukatu zen.


Erromatar inperioa (K.o. 550. urtean),
mendebaldea (Hispania, Galia, Britania) galdu zuten (K.o. 476. urtean),
eta ekialdea K.o. 1453. urterarte iraungo zuen.


Ekialdeko erromatar inperioa edo Bizantinoa (Persia (Turkia), Costantinopla ...) K.o. 1453. urtean bukatu zen.





Tutankamon antzinako Egiptoko faraoia

 EGIPTO (K.a. 3.100 - 300)

Micerinos, Kefren eta Keops piramideak


Tutankamonen urrezko maskara ospetsua.

Tutankamon antzinako Egiptoko errege edo faraoi bat izan zen K. a. 1300 inguruan. Gaur egun, bere hilobian aurkitutako altxor ugariengatik da ezaguna.

Oraindik umea zela bihurtu zen faraoi, oso gazterik ezkondu zen, bai eta hil ere, 18 urte inguru zituela, hain zuzen ere. Bere emaztea Akenaton izeneko beste faraoi baten alaba zen eta faraoi hori antzinako Egiptoko erlijioa aldatzen saiatu zen. Hark egiptoarrek jainko bakarra izatea nahi zuen, jainko askoren ordez. Tutankamonek, aldiz, lehengo erlijioa eta jainko guztiak berriz ezarri zituen.


Tutankamonen buruaren eskultura, Kairoko Museoa.

Hilobia eta altxorrak

Arkeologoek Egipto hegoaldeko mendi-hegal batean aurkitu zuten Tutankamonen hilobia. Leku hori Erregeen harana deitzen da (Tutankamonen garairako, faraoiak piramideetan lurperatzeari utzi zioten egiptoarrek).


Duela milaka urte, lapurrak Erregeen haraneko beste faraoi batzuen hilobietan sartu eta bertako altxor asko lapurtu zituzten; Tutankamonen hilobia, ordea, ez zuten ikusi, beste hilobi baten hondakinek sarrera estaltzen zuten eta.


Howard Carter Tutankamonen hilobian.

1922an, Howard Carter britainiar arkeologoak Tutankamonen hilobia aurkitu eta ireki zuen (arkeologo bat jendeak iraganean egindako gauzak aztertzen dituen zientzialaria da). Carterrek Tutankamonen momia edo gorpu kontserbatua aurkitu zuen hiru hilkutxako multzo baten barruan. Erdiko hilkutxa urre sendoz egina zen; faraoiaren aurpegiaren urrezko maskara batek estaltzen zuen momiaren burua. Hilobian beste objektu batzuk ere bazeuden, hala nola altzariak, estatuak, arropak, gurdi bat, armak eta bastoiak. Gaur egun, altxor horiek Egiptoko gobernuarenak dira eta Kairoko arkeologia-museoan daude.