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La leyenda de "El dorado" en la conquista de América (1534)

Rosa Maria Cacho EL Dorado kondaira azaltzen 
La laguna Guatavita, lugar donde localiza la leyenda de El dorado.

LA LEYENDA DE "EL DORADO"

La leyenda del dorado es uno de los mitos más famosos que estimularon la conquista y la exploración del continente americano. Se remonta al año 1534, en el que un indio del territorio que hoy ocupa Colombia reveló a los españoles una de las ceremonias rituales para coronar a los reyes Guatavitas, que había de despertar la codicia de todos los soldados y aventureros europeos. 


Esta revelación, unida a la gran imaginación de los conquistadores, los llevó a ver en sus delirios un brillante pueblo con casas y calles de oro, donde el preciado metal era tan abundante y común, que prácticamente todo se construía en oro, incluyendo los utensilios de cocina. 


Existen diversas historias que mencionan cuándo fue el inicio de esta leyenda. La primera se basa en la creencia de los indios Chip-chas. Ellos creían que en el fondo de la laguna Guatavita existía un maligno dragón, y por el miedo que le tenían y para aplacar su ira le hacían ofrendas, lanzándole oro en polvo y piedras preciosas al interior de la laguna. Esta laguna era muy importante para los indígenas, ellos consideraban que había sido formada por un meteorito que cayó del cielo. 


Estudios científicos que se han hecho con posterioridad  han demostrado que esta teoría no es del todo descabellada, porque la laguna tiene forma de cráter y es muy profunda. 


La segunda leyenda cuenta que cuando era necesario coronar a un nuevo monarca, el hombre que sería convertido en rey se preparaba para su gran día con un periodo de abstinencia recluido en una cueva. Cuando finalmente llegaba el día de la coronación el futuro rey viajaba a la laguna Guatavita con el fin de hacer ofrendas a los dioses, para que éstos bendijeran su reinado. 


Representación en oro de la balsa de El dorado

El futuro rey iba al centro del lago montado en una balsa. La balsa estaba fabricada con juncos y estaba cargada con tesoros de oro y esmeraldas. Sobre ellos se colocaban cuatro grandes quemadores de incienso. Al incienso lo llamaban moque y también ponían grandes braseros, a los que se sumaban otros que estaban colocados a lo largo de la orilla de la laguna. Estos braseros desprendían nubes de humo espeso que debieron agregar mucho misticismo a la ceremonia de la coronación del rey, aunque el tesoro más importante para ellos era el propio rey.


Al rey se le desnudaba y se le cubría con una capa pegajosa de resina sobre la cual le soplaban polvo de oro. El resultado de esta preparación era un brillante hombre de oro, al que llamaban literalmente “el hombre dorado”. También viajaban en la balsa junto con “el hombre dorado” cuatro ayudantes con atuendos menos espectaculares, pero aun así cargados con pesadas joyas de oro en cualquier parte del cuerpo de las que se podían colgar.


El gran momento llegaba cuando acompañados con toques de trompeta y cantos en las orillas, la balsa llegaba al centro de la laguna. En ese momento el silencio caía sobre la multitud y los ayudantes arrojaban el famoso tesoro de oro a la laguna de las aguas sagradas, haciendo lo mismo las gentes que estaban en las orillas.


El clímax de la ceremonia llegaba cuando el rey, que posteriormente se había cubierto con polvo dorado, saltaba a la laguna y al salir limpio de oro se convertía en el rey. Los habitantes de la laguna llamaban al rey el “cipa”.


Este ritual se realizaba cada vez que fallecía un monarca y tenían que coronar a uno nuevo. 


Por último, otra creencia era que la tribu solía enterrar a sus muertos en esa laguna. En este caso el rito consistía en cargar la canoa con el cuerpo del difunto junto con una gran cantidad de tesoros de oro. Cuando la canoa llegaba a la laguna, todo se hundía y se iba al fondo del lago. 


Estas son las tres historias que los indígenas, las personas que vivían en el continente americano, les contaban a los conquistadores europeos. 


En la época de la conquista, entre los siglos XVI y XVII, muchas de estas historias se contaban entre los exploradores europeos, y lo que hacía era aumentar la codicia entre ellos, queriendo hacerse con las joyas, piedras preciosas y mucho oro. 


Para los conquistadores europeos lo verdaderamente importante no era conocer los ritos que realizaban los indígenas que habitaban aquellas tierras cerca de la laguna Guatavita, sino encontrar todo el oro que se podían encontrar en el interior de dicha laguna.


Los europeos querían encontrar este lugar, conocido como “El dorado”. De esta forma las coronas de España, Portugal, Francia, Italia e Inglaterra dieron mucha importancia a este lugar para conseguir tan ansiado tesoro. Muchos aventureros y banqueros organizaron expediciones con el objetivo de enriquecerse de una manera fácil. 


Esta leyenda no ha parado hoy en día, y muchos creen que esta ciudad existe enterrada bajo tierra, debajo del mar, en el fondo de la laguna o escondida en alguna selva de América latina. 


Desde el siglo XVI se lanzaron muchas expediciones. Las más famosas fueron las que organizaron Francisco de Orellana y Pizarro en el año 1541. Ambos conquistadores y muchos que vinieron después, lo único que hicieron fue saquear los lugares de los Chichas, para llevarse todos los tesoros que encontraban a su paso. 


La última expedición científica que se organizó para descubrir el famoso tesoro de “El dorado”, se realizó en el año 2001, hace sólo 22 años. Dicha expedición llegó a descubrir la mítica ciudad peruana de Paititi, pero esta ciudad nada tenía que ver con “El dorado”.


Las habitantes de estas tierras americanas no le daban tanta importancia al oro como le daban los europeos, únicamente lo utilizaban para adornar sus ofrendas a los dioses. Fueron los europeos los que cegados por la codicia destruyeron muchas de las culturas de América.


Rosa María Cacho



"EL DORADO" KONDAIRA

"El dorado" kondaira Guatavitako aintziran dagoen tribu batean jaio zen, Kolonbian. Konkistatzaile europearrek erabat urrez egindako hiri baten ideia zuten, eta horrela ekin zioten "El dorado"aren bilaketari.

Kondairak dioenez, Guatavitaren tribuan, erregea hiltzen zenean, apaizek urrezko hautsez zikintzen zuten errege zenaren semea. Gero Guatavita lakuan bainatzen zen, eta handik irteten zenean, bere urre guztia bere larrutik garbitzen zenean errege bihurtzen zen .

Konkistaren garaian, XVI eta XVII. mendeen artean, horietako istorio asko esploratzaile europearren artean kontatzen ziren, eta haien arteko gutizia areagotzen zuen, bitxiak, harribitxiak eta urre asko eskuratu nahian.

Europako konkistatzaileentzat, garrantzitsuena ez zen Guatavita aintziraren inguruko lurretan bizi ziren indigenek egiten zituzten errituak ezagutzea, baizik eta aintzira horren barruan aurki zitekeen urre guztia aurkitzea.

Europarrek leku hau aurkitu nahi zuten, "El dorado" bezala ezaguna. Horrela, Espainia, Portugal, Frantzia eta Ingalaterrako koroek garrantzi handia eman zioten toki honi hain altxor desiratua lortzeko. Abenturazale eta bankari askok espedizioak antolatu zituzten modu erraz batean aberasteko helburuarekin.

Elezahar hau ez da gelditu gaur egun, eta askok uste dute hiri hau lurpean dagoela, itsasoaren azpian, aintziraren hondoan edo Latinoamerikako oihanen batean ezkutatuta.

XVI. mendetik aurrera espedizio asko egin ziren. Ospetsuenak Francisco de Orellana y Pizarrok 1541ean antolatutakoak izan ziren. Bi konkistatzaileak eta ondoren etorri ziren asko, egin zuten gauza bakarra Chichetako lekuak arpilatzea izan zen, parean zituzten altxor guztiak eramateko.

Azken espedizio zientifikoa 2001ean egin zen, duela 22 urte, "El dorado" altxor ospetsua aurkitzeko. Espedizio honk Peruko Paititi hiri mitikoa aurkitu zuen, baina hiri honek ez zuen zerikusirik "El dorado" lekuarekin.

Amerikarren lurralde horietako biztanleek ez zioten europearrek ematen zioten adinako garrantzirik ematen urreari, jainkoei egindako eskaintzak apaintzeko baino ez zuten erabiltzen. Europearrak izan ziren garai hartan, gutiziak itsututa, Amerikako kultura asko suntsitu zituztenak.



Rosa María Cacho

Eskerrik asko Rosa!


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