Los defensores del medio ambiente
Destructor era un semidiós que vivía a las orillas del río Spree. Este río era majestuoso, lleno de flora y fauna, todo estaba resplandeciente y limpio, y las aguas eran cristalinas.
Un día, Destructor echó basura al río y ensució todo el agua. Vivía en Alemania, en Berlín, y el río Spree se oscureció y se llenó de suciedad.
Transcurrieron los días y como nadie lo limpiaba, la basura llegó al mar Báltico, al norte de Alemania. El dios del mar, Poseidón, se enfadó mucho. Con su gran tridente castigó a Destructor encerrándolo en una gran mazmorra.
Anabel, una mujer valiente que de pequeña era muy traviesa, pero que con el paso del tiempo maduró y se convirtió en una gran periodista, le ayudó a Destructor. El semidiós empezó a reflexionar y pensar en los demás.
Anabel primero se acercó a él, y aunque en un primer momento rechazó a a la periodista, ésta le enseñó a recoger basura y no tirar porquería al río. “Hay que cuidar el medio ambiente, porque si no nos contaminaremos”, le decía Anabel a Destructor. El malvado semidiós se dió cuenta de lo agradable que era vivir en un entorno limpio y saludable. De esta forma cogió en brazos a Anabel y la llevó al monte Olimpo de Grecia, lugar donde vivían los dioses griegos.
Zeus, el dios supremo, sabía que Anabel era una gran protectora del medio ambiente, por lo cual la convirtió en defensora de la naturaleza. Su nombre fue cambiado de Anabel a Naturel, gran diosa de la Naturaleza.
Desde entonces Destructor y Naturel iban a las montañas del sur de Alemania, los Alpes, y cuidaban de los ríos, las flores y los animales que habitaban en él. Además Anabel cambió el nombre de Destructor, pasándose a llamar Alpetor. Debido a su transformación, Alpetor se convirtió en defensor del medio ambiente, ya no ensuciaba nada. Desde entonces cuidaba de todos los seres vivos y era un gran amante de los Alpes.
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