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La conquista islámica de Hispania

Podcast de Fernando Díaz Villanueva con el historiador Yeyo Balbás,
en el que charlan sobre la conquista de Spania
a principios del siglo VIII.

La conquista islámica de Hispania (711-726 d.C.)


A principios del año 711 un ejército de unos 7.000 hombres al mando del general Táriq Ibn Ziyad cruzó el estrecho de Gibraltar y desembarcó en la bahía de Algeciras. Táriq y la mayor parte de su tropa eran bereberes, un pueblo nativo del Magreb, que unos años antes había sido sometido por los guerreros musulmanes llegados desde el otro extremo del Mediterráneo. Consiguieron establecer una cabeza de playa junto al peñón que hoy lleva el nombre de Táriq y recibieron numerosos refuerzos, esta vez capitaneados por Musa Ibn Nusair, el valí árabe de Ifriquiya. Ese sería el comienzo de la conquista islámica de la península ibérica que, en unos pocos años, marcaría el ocaso del reino visigodo de Toledo que había nacido a principios del siglo VI tras la implosión del imperio romano de Occidente. 

Tras consolidar la posición, los ejércitos de Musa y Táriq pasaron al ataque internándose en el territorio en sucesivas escaramuzas para tantear las defensas hispanogodas y su capacidad de resistir. No era la primera vez que el reino godo sufría una agresión externa, pero los hombres de Táriq y Musa estaban decididos a llegar hasta el final. No sólo estaba de su lado la determinación, también la crisis que atravesaba el reino visigodo, azotado por la inestabilidad política y los recurrentes problemas económicos. Los invasores avanzaron con paso firme por lo que hoy es la provincia de Cádiz obligando al rey Rodrigo a desplazarse desde el norte de la península para devolverles de vuelta a África. 

Pero no lo iba a tener fácil. El reino estaba exhausto y las divisiones internas eran la norma. En el mes de julio los ejércitos de Táriq y Rodrigo se vieron las caras en la batalla de Guadalete. La derrota de los visigodos fue estrepitosa franqueando a los invasores todo el valle del Guadalquivir, sobre el que no tardaron en derramarse a una velocidad asombrosa. Tomaron Sevilla y luego las fuerzas invasoras se dividieron en dos ejércitos. Uno siguió el curso del río para apoderarse de Córdoba, el otro tomó dirección norte para hacerse con Mérida. Pero la capital goda no estaba en ninguna de estas dos ciudades, sino en Toledo, en el curso medio del Tajo, una antigua ciudad romana muy bien amurallada que los monarcas visigodos habían escogido como corte siglos antes. Toledo cayó unos meses más tarde y tras ella vendrían los principales centros urbanos de la península. Todo en apenas cuatro años.

La rápida conquista islámica de la Hispania goda alumbró décadas más tarde un emirato al que llamaron Al Ándalus, que perviviría en diferentes formas durante cerca de ocho siglos. La rapidez de la conquista musulmana en la segunda década del siglo VIII es una de las grandes incógnitas históricas que los especialistas tratan de explicarse desde hace mucho tiempo. No abundan las fuentes, pero si se ha conseguido reconstruir de forma precisa lo que ocurrió en aquellos años. Los invasores emplearon la violencia, los saqueos y no escatimaron atrocidades, pero también hubo rendiciones pacíficas, pactos voluntarios de vasallaje por parte de la nobleza local que, a cambio de mantener sus privilegios y sus costumbres, aceptó de mejor o peor gana a los nuevos amos. 


Yeyo Balbás (historiador)

"Espada, Hambre y Cautiverio / 
La conquista islámica de Spania"
del historiador santanderino Yeyo Balbás.


«De este modo arrasa con la espada, el hambre y el cautiverio no solamente la Spania Ulterior, sino también la Citerior […] Arruina hermosas poblaciones, entregándolas al incendio, condena al suplicio a los ancianos y a los potentados, mata a puñaladas a los jóvenes y niños de pecho, e infundiendo de esta manera en todos el terror».

Con estas terribles palabras describía la conquista islámica de la península ibérica, de Spania, el anónimo redactor de la Crónica Mozárabe, coetáneo de los hechos. Una conquista que culminaba la expansión hacia Poniente del pujante islam, un proceso que había comenzado menos de cien años antes y que había llevado a los seguidores del Profeta a extender su fe y sus dominios desde el Atlántico hasta el corazón de Asia. Y, como cualquier conquista, se hizo por la espada y acarreó hambre y cautiverio.

Yeyo Balbás, investigador experto en el periodo y autor de novelas históricas como El reino imposible –que precisamente versa sobre la caída del reino de Toledo–, Pax romana o Pan y circo, escribe, con oficio de historiador y prosa de novelista, una documentada y completa narración del final de la Spania visigoda y del proceso de implantación musulmana. 

Frente a los relatos tradicionales, a menudo ideologizados, lastrados por una lectura acrítica de las fuentes o con un foco muy cerrado en la península ibérica, esta obra integra la conquista dentro del proceso de expansión islámica por el Mediterráneo, un análisis global que precede y proporciona muchas claves para entender lo que aconteció en la Península tras la –mal llamada– batalla de Guadalete.

"Espada, hambre y cautiverio. La conquista islámica de Spania" hace hincapié, además, en las cuestiones bélicas, habitualmente ausentes en la historiografía, y cuyo estudio es necesario para explicar lo que fue una ocupación manu militari. 

Se analizan ejércitos y combatientes, estrategias y tácticas, aunando una renovada lectura de las fuentes con los aportes que proporciona la arqueología, para iluminar aspectos como el cruce del Estrecho, el derrumbe cual castillo de naipes del reino godo o la resistencia en las montañas asturianas, con la batalla de Covadonga, de la que acaso este año –dudas penden sobre su datación– se cumplen mil trescientos años. Porque hasta allí llega este libro, hasta explicar cómo un «asno salvaje» llamado Pelayo pudo articular un foco de resistencia en el septentrión peninsular que constituyó el germen de lo que ha venido a llamarse Reconquista.


Yeyo Balbás, historiador.




 




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